Originalmente, las estatuas Tiki fueron talladas por los miembros de la tribu Maori para indicar los límites de las tierras sagradas. El nombre de las estatuas deriva del nombre Maori para el primer hombre, a pesar de que las estatuas por lo general representan deidades. Con la llegada de los misionarios a la sociedad hawaiana a principios del 1800, el cristianismo se convirtió en la religión dominante. Desde ese momento, las estatuas Tiki perdieron su significado original, así como también su importancia histórica.